
Manel es un empresario catalán que había heredado la empresa de su padre, que a la vez la había heredado también del suyo. Uno de esos empresarios que le había dedicado a la empresa todo el tiempo que tenía, y el que no tenía, también.
Ahora, Manel estaba considerando vender la empresa y pasar a la siguiente etapa de su vida. Conocía a Atlantis por un colega de profesión al que le elaboramos un Plan de Negocio, así que se puso en contacto con nosotros guiado por esa recomendación.
Comenzamos con el proceso desarrollado por Atlantis, al que denominamos “FitSelling”, y todo parecía fluir con normalidad, hasta que el empresario nos comunicó que el valor emocional que sentía por su empresa debía reflejarse en el precio de venta, aumentado éste a un valor fuera de mercado.
Nuestro objetivo fue el de ayudar a Manel a maximizar el valor de su empresa, pero explicándole con datos, información y documentación relevante que, si bien el valor emocional puede ser significativo desde un punto de vista personal, no necesariamente se traduce en un amento del precio de venta en el mercado.
Le hicimos ver que el valor de una empresa se basa en factores objetivos y tangibles: activos, ingresos, flujo de caja, potencial de crecimiento…y que los compradores, en su mayoría, evalúan una empresa en función de su capacidad para generar beneficios futuros y su valor en el mercado. No suelen tener en cuenta los vínculos emocionales o las historias personales asociadas al negocio.
Éste es uno de los motivos por los que contar con asesoramiento es fundamental para que el proceso de venta de una compañía no se convierta en un proceso largo y tedioso por el simple hecho de no adaptar el precio de venta a la realidad del mercado.